Cada vez más jóvenes adolescentes sienten síntomas de trastornos de ansiedad como taquicardia, mareos, la sensación de ahogo, de pérdida del control y de muerte inminente. Los profesionales de la salud alertan de que las presiones sociales están llevando a adolescentes a desarrollar fobias.
Si sufres ansiedad, tranquilo que con la ayuda de profesionales este trastorno no es un callejón sin salida. Para combatir los trastornos de ansiedad los terapeutas enseñan a los adolecentes a aceptar la incertidumbre, ser pacientes y dejar de lado las obsesión de controlar todo y a corregir ciertos hábitos como, por ejemplo, buscar permanentemente saber si le pasó algo a un ser querido.
La pubertad es una etapa muy inestable y por eso los trastornos de ansiedad aparecen con más frecuencia. Si acabó la infancia, el adolescente empieza a ser cobrado por la familia y la sociedad a asumir responsabilidades de la vida adulta y eso genera miedos en el joven. En la adolescencia también uno empieza a tener conciencia de que no es inmortal, de que la muerte nos espera a todos.
Hoy, los trastornos de ansiedad se empiezan a diagnosticar a los 14 años y en algunos casos aun más temprano. Los síntomas tienden a ser crónicos, pero tienen buen pronóstico si la familia del adolescente o el propio joven identifican síntomas de que está empezando a sufrir problemas con la ansiedad.
¿Cuáles son los síntomas de la ansiedad en adolescentes?
1. Los síntomas emocionales del trastorno de ansiedad
• preocupación,
• temor,
• inseguridad,
• dificultad para decidir,
• miedo,
• pensamientos negativos sobre uno mismo
• pensamientos negativos sobre nuestra actuación ante los otros,
• temor a que se den cuenta de nuestras dificultades,
• temor a la pérdida del control,
• dificultades para pensar, estudiar, o concentrarse, etc.
• ir de un lado para otro sin una finalidad concreta,
• llorar,
• quedarse paralizado, etc.
2. Los síntomas físicos del trastorno de ansiedad
• sudoración,
• tensión muscular,
• palpitaciones,
• taquicardia,
• temblor,
• evitación de situaciones temidas,
• fumar, comer o beber en exceso,
• molestias en el estómago,
• otras molestias gástricas,
• dificultades respiratorias,
• sequedad de boca,
• dificultades para tragar,
• dolores de cabeza,
• mareo,
• náuseas,
• molestias en el estómago,
• tiritar, etc.
• intranquilidad motora (movimientos repetitivos, rascarse, tocarse, etc.),
• tartamudear,
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