¿Será que ser una chica buena es sinónimo de ser una chica vulnerable y tonta?
Las jóvenes adolescentes les preocupan mucha la imagen que tiene ante otras mujeres de su edad y muchas veces se visten de chicas malas, delante de las amigas, para esconder miedos y temores.
La pose de chica mala es completamente natural. Es la forma que las adolescentes tienen de esconderse y protegerse con una forma de comportarse dura, una imagen pública donde se sienten seguras y que no son vulnerables. Incluso, las amigas que ocupan puestos de sumisa en el grupo se sienten protegidas por la amistad de esta compañera fuerte y desafiante.
Los papeles de chica mala adoptadas por las adolescentes son muchos: la chica dura, la chica popular, la mujer fatal… El problema es que muchas chicas buenas deciden mostrarse como son, sin interpretar ningún papel, con sus dudas y sentimientos confusos, típicos de la edad. Por eso suelen ser el blanco de burlas y bromas de las demás y rotuladas como chicas tontas. Y nada más lejos de la verdad, no son actrices, son chicas buenas que tienen el coraje de no esconderse bajo la interpretación de un papel de chica dura.
Las chicas buenas y malas
Son estas chicas buenas que más adelante podrán asumir que la mejor manera de estar en el mundo es sin recelo de las demás personas, aprenderán a moverse en el terreno de sus deseos y sus valores. A su vez podrán adaptarse al grupo que escojan y por su puesto a defenderse.
En la adolescencia el grupo de amigos es muy importante y en él aprenderemos que la amistad crece con la lealtad y la bondad. La segunda lección del grupo de amigos es que la vida te demandará responsabilidades y obligaciones sin que esto implique renunciar a quien eres de verdad. Por eso, a la hora de elegir las amigas, puedes acercarse a gente muy distinta a tus gustos, así aprenderás a adaptarte sin renunciar a lo bueno que hay en sí misma.
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