La gonorrea

La gonorrea es una enfermedad de transmisión sexual producida por una bacteria llamada Neisseria gonorrhoeae que luego de los genitales, se lanza sobre las mucosas, ya sean las paredes de la uretra (canal por donde se expide la orina del hombre), la vagina, el ano, el recto y la garganta. Si no se diagnostica a tiempo, puede tener severas complicaciones cardíacas, dermatológicas, en las articulaciones e incluso puede ocasionar esterilidad.

La sífilis

La sífilis, por su parte, es otra de las enfermedades infectocontagiosas que se adquieren a través de contacto sexual con personas afectadas, ya sea anal, oral o convencional. El germen que la desencadena es la bacteria Treponema pallidum que en los días posteriores al contagio produce una úlcera o chancro que aparentemente se cura sola, pero que de no atenderse permanecerá en el cuerpo, se reproducirá y tendrá episodios de manifestación y otros de inactividad a lo largo de los siguientes 2 a 20 años.

Los casos más avanzados de sífilis refieren inflamación de huesos y cartílagos (osteocondritis), y se les afecta la piel, las mucosas, los músculos —incluidos los cardiacos—y pueden terminar padeciendo ceguera, sordera, parálisis, daño cerebral y, en ocasiones, la muerte. 

El SIDA

El SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida), ese mal que se expandido por el mundo, se transmite fundamentalmente por el semen y la sangre, pero el virus que lo ocasiona (VIH) también se encuentra en las secreciones vaginales y los lubricantes de la uretra masculina contaminadas.

Aunque en estos fluidos las concentraciones del virus son menores, sí pueden ser suficientes para el contagio en caso de existir una herida que permita su ingreso en el cuerpo sano. En el caso del VIH es importante saber que su “habilidad mutagénica” no solo le hace difícil la batalla al sistema inmunológico, sino que lo debilita al punto de que una infección que en condiciones normales resulta inofensiva, puede tornarse mortal para un enfermo de SIDA.