Aunque la adolescencia puede ser percibido como una época difícil, el proceso de maduración que implica puede dar lugar a cambios positivos en la persona que faciliten la superación de los problemas del pasado.
La preocupación de los padres se suele asociar con los períodos de
incertidumbre, confusión e infelicidad experimentados por los
adolescentes. Pero, a pesar de todo esto, es importante no olvidar que,
aunque pueden venir tiempos difíciles, la mayoría de los adolescentes
no desarrollará problemas graves.
La mayoría de las dificultades en la adolescencia, por tanto, no son ni
graves ni duraderas, aunque esto es de poco consuelo para aquellos que
tienen que afrontarlas. Los padres pueden llegar a sentir que han
fallado. Sin embargo, aunque pueda decirse cualquier cosa en el calor
del momento, los padres todavía juegan un papel crucial en la vida de
sus hijos.
Una de sus tareas es la de suministrar una base segura para
que sus hijos vuelvan. Para que esto ocurra, los padres tienen que
estar de acuerdo entre sí sobre como están manejando las cosas y
apoyarse el uno al otro. Generalmente es muy perjudicial cuando un
padre se alía con su hijo contra el otro padre.
Los cambios de los adolescentes
El siguiente requerimiento son reglas. Aunque los adolescentes
crezcan rápidamente, los padres todavía son sus mantenedores y es
razonable que sean ellos quienes decidan cuales son las reglas del
juego, aunque algunas de estas puedan ser negociadas. A pesar de que
los adolescentes puedan protestar, unas reglas sensibles pueden ser la
base para la seguridad y pueden realmente reducir las discusiones. Las
normas deben ser claras de forma que todo el mundo pueda saber en qué
situación se encuentra, y deben ser aplicadas con justicia y de forma
consistente. Las reglas también deben ser razonables y menos
restrictivas según el adolescente madura y se hace más responsable. Los
padres necesitan diferenciar que es importante y qué no lo es, ya que
no pueden existir reglas para todo. Mientras que algunas cosas no serán
negociables, debería existir un margen para la discusión en otras. Las
sanciones o castigos del tipo de no poder salir o quedarse sin paga
funcionarán mejor si son establecidas con anterioridad a la infracción,
y no deberá nunca amenazarse con las mismas si no se van a llevar a
cabo.
Otra tarea para los adultos es el ser una fuente de consejo, simpatía y
confort. Los chicos sólo acudirán a sus padres si saben que éstos no
los avasallarán, sermonearán o criticarán. Escucharlos es lo
fundamental.
Finalmente, los padres no deberían esperar que sus hijos se lo
agradecieran - hasta que ellos no tengan hijos probablemente no se
darán cuenta de lo agotadora que resulta la tarea de educarlos.
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