¿Cómo
puedo motivar a mi hijo para que aprenda y se destaque dentro y fuera de la
escuela? La psicóloga Carol Dweck define la
motivación como "el amor por el aprendizaje, el amor por los
desafíos". Y, según dice ella, la motivación es más importante que la
habilidad inicial para determinar el éxito.
Pero de alguna manera durante los años en el instituto la motivación de algunos
adolescentes por aprender se desvanece como por arte de magia. Un chico en los
primeros años de la adolescencia puede quejarse por la tarea y de los maestros,
pedir que lo dejen abandonar alguna actividad favorita, quejarse de
aburrimiento y mostrar señas de haberse perdido en el régimen educativo.
Factores
que suelen contribuir a los bajos niveles de motivación en la adolescencia
Cambios biológicos. El
comienzo de la pubertad-ya sea el inicio de la menstruación o el medir 4 pies y
2 pulgadas de estatura cuando tu mejor amigo mide 5 pies y 10 pulgadas-suele
distraer a algunos adolescentes. Las distracciones dificultan la concentración
en el equipo de natación o el proyecto de ciencias sociales que hay que
entregar pronto.
Preocupaciones emotivas.
Se requiere un mayor esfuerzo para concentrarse en el proyecto de ciencias
cuando la preocupación principal son las inseguridades físicas o el no
pertenecer al grupo popular.
El ambiente escolar. Un
adolescente puede perder la motivación después de cambiarse de la escuela
primaria a la secundaria. La falta de motivación puede amplificarse por la
falta de apoyo en la nueva escuela o por una carga mayor de trabajo escolar y
las nuevas expectativas a las que el alumno todavía no se ha adaptado.
Presiones sociales. Un
jovencito puede ser influenciado por los amiguitos que piensan que el éxito
escolar es para "los estudiosos," o que las jovencitas no se destacan
en las matemáticas.
Un cambio en la forma en que su hijo percibe sus capacidades. Los niños más pequeños tienden a creer que entre más se
esfuercen, más inteligentes serán. Pero la Dra. Dweck señala que cuando los
jovencitos entran en la adolescencia, a veces comienzan a creer que la
capacidad intelectual es fija y comparan su capacidad con la de otros-ellos
creen que si tienen que esforzarse mucho, es porque tienen menos capacidad. Esta perspectiva puede desalentar la motivación. ¿Para qué
esforzarse demasiado si el esfuerzo no les ayuda a mejorar?
Falta de oportunidades.
Algunos jovencitos carecen de oportunidades para tomar las clases o participar
en las actividades que necesitan para fomentar su entusiasmo. Esto suele
suceder con mayor frecuencia entre los alumnos que provienen de familias más
pobres o con menos ventajas, lo cual contribuye a la percepción que les falta
motivación.
Corta duración de la atención. Algunos educadores reportan que es muy difícil conseguir
que los estudiantes se enfoquen en un proyecto de historia largo cuando están
acostumbrados a programas de televisión y otras presentaciones que son rápidas,
cortas y muy entretenidas.
Falta de una ética de trabajo. Algunos jovencitos sin motivación quizás todavía no han
aprendido que el éxito en la escuela requiere de tiempo y esfuerzo. Hay muchas
cosas que compiten por la atención de los alumnos, y según las investigaciones,
algunos de ellos esperan que la escuela y sus actividades sean siempre
emocionantes. Todavía no se han dado cuenta que en la escuela y en la vida,
pueden aprender lecciones muy valiosas mediante actividades que no siempre son
pura diversión y que los altos logros académicos generalmente exigen un
verdadero esfuerzo. Usted puede alentar y dar oportunidades a su hijo, pero en
última instancia, su hijo es el responsable por asegurar que su tarea se haga y
se entregue a tiempo, y su hija es la que tiene que practicar el piano por
horas.
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