En realidad es una membrana de tejido conectivo blando recubierto de mucosa que separa los genitales externos (los labios) de la vagina. No es un músculo y su nombre se deriva del dios griego del matrimonio. En varias culturas se asumía como único testimonio válido de la virginidad femenina.
Hoy sabemos que no todas las mujeres nacen con himen, que su grosor y rigidez varía entre una y otra lo que determina que haya o no sangramiento luego de la primera relación sexual y que éste pueda romperse durante la práctica de algunos deportes como ciclismo, equitación, gimnasia o con el uso de tampones y también debido a un golpe, flujo menstrual excesivo o a la masturbación.
Tipos de himen
Existen diferentes tipos de himen: el imperforado, que impide la salida del sangrado vaginal; el complaciente, tan elástico que no se desgarra durante las relaciones sexuales; y el normal, que se rompe desde la primera penetración.
En el primer caso las mujeres tienen que ser operadas para que el fluido menstrual salga, pues al no existir ningún orificio, se les acumula en la vagina y da lugar a la llamada criptomenorrea, padecimiento poco común que se presenta durante la pubertad y en ocasiones puede ir acompañado de dolor.
Reconstrucción del himen
La veneración al himen condujo al desarrollo de una técnica quirúrgica reconstructiva llamada himenoplastía que más que devolver vitalidad a un órgano de dudosa función, restituye la tranquilidad al hogar de la chica que se va a casar pero ya ha tenido una experiencia sexual anterior.
A pesar de ser una técnica quirúrgica relativamente sencilla, demora entre una y dos horas y no siempre es efectiva pues la vascularización de la membrana compromete el procedimiento de ensamblar los restos y coserlos. También se puede colocar un implante de colágeno, pero es una solución aplicable solo poco antes de la boda.
En ambos casos la intención es ocultar el “mal paso”, pero afortunadamente van quedando atrás los tiempos en que la sociedad evaluaba la pureza de una chica a partir de su condición de virgen por la existencia o no de esta membrana. Cada vez es mayor la certeza de que la virginidad verdaderamente importante es la del alma que no del cuerpo.