La mayoría de los jóvenes adolescentes se masturba pero un velo de prejuicios y mentiras cubre la masturbación. Pecado, suciedad, vicio, enfermedad… Las descalificaciones eran la ley hasta hace poco años, ahora lo que hay es silencio sobre el tema, la mayoría de los adolescentes tiene vergüenza y algo de tabú en hablar sobre el tema. Masturbarse de manera moderada es gratificante, y en pareja puede mejorar la comunicación y el conocimiento íntimo con tu chico o chica.
La estimulación de los genitales para obtener placer es una práctica de
toda la vida. Para tu información, sepa que 92% de los hombres y 58%
de las mujeres se masturban. Sin embargo, casi siempre la masturbación
ha sido tratada como un acto negativo y pecaminoso, que genera
problemas y ningún beneficio. Pero, ¿qué hay de verdad en torno al mito
de la masturbación?
La masturbación desde bebé
Cuando el bebé comienza a explorar su cuerpo, sus manos llegan a los
genitales como a cualquier otra parte del cuerpo, permaneciendo por más
tiempo ahí debido al placer que siente. Pero, cuando una persona
mayor lo ve, retira sus manos de la zona que es "prohibida" y le dice
"eso no se hace", tal como sucede cuando el pequeño toma objetos que no
son suyos o hace algo indebido.
Más adelante, el niño se interesa activamente por el sexo. A partir de
los tres años es más común la caricia rítmica de los genitales, o el
roce con distintos objetos para obtener placer, muy diferente de la
simple manipulación que no se acompaña de excitación ni de
satisfacción. Al hacerlo no se oculta, y al ser descubierto la madre le
regaña, razón por la que empieza a hacerlo en secreto. El chico no
entiende que, según los padres, esta práctica es íntima y no debe
realizarse en público.
Con la adolescencia se experimentan cambios biológicos en el cuerpo de
los chicos; se despierta el deseo sexual y la masturbación empieza a
tener sentido como un juego auto erótico. Se lo haces, no eres el
único, se estima que 80% de los jóvenes de 13 años se masturban. La
masturbación proporciona placer y un canal de desahogo a la excitación
que, muchas veces, es una respuesta natural ante la dificultad
para encontrar a alguien con quien mantener relaciones sexuales.
Los mitos sobre la masturbación
en la adolescencia
En el intento de reprimir la masturbación se han creado una serie de
mitos a su alrededor. La lista de mentiras es inmensa. Se dice que la
masturbación te puede generar crecimiento de vellos en las palmas de
las manos, que hunde los ojos y les quita brillo, agota los músculos,
perjudica la memoria y la capacidad de pensar, degenera tejidos y
nervios, provoca crecimiento del pene, acné, ceguera, sordera,
infertilidad, impotencia, mongolismo, demencia, locura, epilepsia y, en
casos extremos, muerte prematura.
Sexólogos de distintos países coinciden en señalar que la represión a
la que es sometido el adolescente generará dificultades posteriores,
tanto en su vida sexual como en otras funciones psíquicas. Por ejemplo,
masturbarse a escondidas y con toda prisa es una de las causas de la
eyaculación precoz de los chicos. Ahora bien, cuando es la única forma
de lograr placer sexual, o si genera sentimientos de culpa y ansiedad,
es motivo suficiente para buscar al psicólogo.
La masturbación es aconsejable
para hombres y mujeres
Lo que es una realidad es que en cada orgasmo el cuerpo libera
endorfinas, una hormonas que contribuyen a la relajación, por lo que la
masturbación es aconsejable para hombres y mujeres, ya que reduce
estrés y ansiedad, permite conocer y apreciar el propio cuerpo para
tener mejores orgasmos y disfrutar más de las relaciones de pareja,
aumenta el autocontrol, la confianza en uno mismo y ayuda a conciliar
el sueño. En el caso de las mujeres, la masturbación promueve que
disminuyan las molestias menstruales y combate la sequedad vaginal en
la época del climaterio.
Además, los especialistas reconocen que el llamado autoerotismo
contribuye a mantener la libido o energía sexual, que de no ser
encauzada como el cuerpo lo requiere puede ser el origen de diversas
molestias, como irritabilidad, frustración o nerviosismo.
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